Indagando en la red, conocí a Svetlana Merkulova. Esta psicóloga familiar cree que los niños absorben como esponjas y por eso, es muy importante elegir cuidadosamente las palabras a la hora de comunicarnos con ellos. Muchas veces, les decimos frases sin pensar y no somos conscientes del daño que puede causarles.
Hay frases que deberíamos olvidar por completo:
1 . «Cuando yo tenía tu edad me iba muy bien en la escuela»
Desde el nacimiento y hasta los 6 años de edad papá y mamá son prácticamente dioses para el niño. Son los padres quienes enseñan al pequeño a relacionarse con él mismo y con el mundo que lo rodea. La frase en cuestión puede interpretarse como una competencia del padre o madre con su hijo, es algo así como si le dijera: «Nunca podrás ser como yo, no importa cuánto lo intentes, soy mejor que tú». Los niños que crecen en un contexto así, por lo general intentan demostrarle a su familia que son buenos. Y es que, diciendo cosas de semajante naturaleza se estimula la parte narcisista de la mente del niño y eso provoca que quiera alcanzar ciertas metas, hasta ahí todo muy bien, el problema es que a fin de cuentas no lo hará para sí mismo sino para agradar a mamá y papá con el propósito de que finalmente vean que es digno de ellos. Al crecer, estos niños no son capaces de alegrarse con sus logros, la alegría aparece sólo si su progenitor reconoce su éxito pero eso es muy poco probable.
2. «Mira, Catalina tuvo 10 en el examen y tú un 8»
La mayoría de los padres hacen todo con la mejor intención, quizás ellos mismos tuvieron una experiencia similar en su infancia y por eso aluden a un «no hay nada malo, a mí también me dijeron eso y mira, soy una persona normal». Ellos lograron «olvidar» lo mucho que duele cuando papá o mamá te rechazan diciendo «Tal niño es mejor que tú». Soportar algo así causa en realidad mucho dolor, y ese dolor suele acompañar a los niños aún en su vida adulta (además de generar un odio inmediato hacia «Catalina»). El niño siempre se siente mal cuando lo comparan con otro compañerito de clase, o bien con su hermano o hermana. Al crecer seguirá comparándose con otros, nunca a su favor.
3. «Como te comportas mal ya no te quiero»
O bien «Sólo te quiero cuando haces lo que te digo». Después de una frase así el niño empieza a esforzarse con todas sus fuerzas en actuar «correctamente», deja a un lado todas sus necesidades y deseos, «desarrolla una antena» que adivina lo que quieren sus padres. A fin de cuentas el niño como tal acaba por no existir. En la vida adulta intentará satisfacer a la gente, e inconscientemente vivir bajo el principio de: «Quiero que me amen y para eso debo gustar y satisfacer, no escucharé mis propios deseos, sino que haré todo por cumplir los de otras personas».
4. «No me avergüences»
En otras palabras se le está diciendo al niño «Me avergüenzas». Los niños que escuchan ese tipo de frases con frecuencia querrán que la gente vea quiénes son ellos en realidad, pero curiosamente cuando reciben la atención de alguien no saben qué hacer con ella: se esconden, se cierran, se pierden. Es como si no tuvieran elección, como si sólo pudieran ser la vergüenza de alguien. «Me avergüenzas» son dos palabras clave si quieres traumatizar a tu hijo.
5. «Eres igual a tu padre (madre)»
Esta frase ilustra sin duda la relación entre papá y mamá, lo infelices que se sienten el uno con el otro y el decirlo transmite esa incomodidad a su hijo. En otras palabras, papá y mamá no pueden arreglar sus problemas directamente sino que «se envían» mensajes diciéndole a su hijo alguna maldad. Si mamá dice «Eres tan terco como papá» significa que papá es una mala persona con quien es imposible llegar a un acuerdo, ahora ¿será que el niño querrá ser como su padre el terco y malo?, ¿qué imagen de los hombres se hará una niña que escuche algo así?. Cuando las malas relaciones de pareja se proyectan en el niño, él deberá vivir con eso. Por otro lado, también puede interpretar esta frase como que «es más fácil tratar con chicas que con chicos» (o viceversa). Los padres usan este tipo de manipulación si hay una batalla por el niño y el pequeño necesita elegir con quién vivir o pasar el tiempo (y de paso lo traumatizan).
6. «Si no te comes la sopa serás tonto y débil»
Yo tenía una conocida, una chica a quien en su infancia le dijeron «si no te lo comes, el pan va a correr tras de ti toda la noche». Aunque parezca muy gracioso, ella le tenía mucho miedo al pan, es decir, sus padres lograron exactamente lo contrario a lo que querían. Frases como esas son manipulación en su estado más puro, y con mucha frecuencia son usadas por abuelos y abuelas que tuvieron que soportar el hambre en su infancia, y van pasando silenciosamente su trauma de generación en generación. Una expresión así puede hacer que el niño desarrolle miedos infundados y/o desordenes alimenticios.
7. «Si te portas mal llamamos al coco para que te lleve»
Es una frase muy concreta que dice casi directamente que el niño es valioso sólo si hace lo que sus padres quieren. Decir algo así le da a entender a tu hijo que no debe ser él mismo, sino alguien que se ajuste por completo a expectativas en muchos casos irrealizables. Eso, y el miedo de que quien lo protege sea capaz de entregarlo a una criatura desconocida y horrible que tiene lugar sólo en la peor de las pesadillas infantiles. En su edad adulta estos niños encontrarán difícil confiar en alguien, no sabrán lo que quieren e intentarán gustarle a todos y cada uno.
8. «Vete y que no te oiga ni te escuche»
Traducción: «¡Me arruinaste la vida, desaparece!. ¡No deberías existir!». Como consecuencia el niño vivirá con un profundo sentimiento de culpa ante sus padres por haber truncado su vida. Sentirá constantemente que será rechazado por los demás.
Hay que ser muy cuidadosos con este tipo de frases porque los hijos pueden cargar su peso toda la vida. En general, antes de decirle algo a tu hijo piénsalo bien. Pocos adultos son conscientes de lo que dicen, y no les vendría mal escucharse de vez en cuando. Hoy en día tenemos a disposición muchos aparatos: haz el experimento de grabarte mientras te relacionas con tus hijos, luego escúchate y presta atención a las palabras que le dices a tu retoño. Te aseguro que descubrirás muchas cosas, algunas de ellas pueden no ser las mejores.
Buen día a tod@s!!